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collage: @nubelectrica


Traducciones de Federico Tinelli



La Pareja de Porcelana


Cuando Jane se sintió mejor como para dejarla sola

un día entero, manejé al sur por el río

para vaciar la casa de mi madre en Connecticut. 

Fui de cuarto en cuarto, del sótano al altillo, 

buscando en un depósito atestado, para luego

encontrar un cofre con cinco cajones repletos. 

Etiqueté sofás y sillas para los envíos, 

juegos de dormitorio y mesas; envolví muñequitos

y tazas elegantes en papel, conservando 

cosas que ella atesoraba—y, en sus últimos años, 

temía que se vendieran por dos pesos en el jardín. 

Vi estantes y tableros por todos lados

llenos de animales de vidrio y cajitas musicales. 

En los placards, décadas de adornos suspendidos en el aire muerto.

Metí ceniceros y blusas en bolsas de plástico,

y el vestido verdeoro que usó para ir a las Bermudas.

A último momento, rescaté

un vaso de cristal tallado con el borde manchado de rojo 

que decía Lucy 1905.  

Apilé las bolsas de basura y manejé cuatro horas

al norte apretando fuerte el volante,

me tomé una cerveza mirando las cartas del día

y me metí en la cama con Jane, que no dormía bien.

Cuando me desperté estaba atontado, como

si hubiera saqueado una ciudad y quemado sus templos. 

A lo largo del día, ya sea almorzando o contando pastillas,

observé los objetos de nuestros veinte años:

un florero azul, un candelabro que Jane llevó sobre su falda

desde Baja, y la cajita de porcelana

francesa que encontré abajo del árbol una Navidad

donde una pareja duerme tranquila, 

como un catafalco, en la cama de color pastel

de la tapa, con gorritos de dormir.



_________



The Porcelain Couple


When Jane felt well enough for me to leave her

a whole day, I drove south by the river

to empty my mother’s house in Connecticut.

I hurried from room to room, cellar to attic, 

looking into a crammed storeroom, then turning

to discover a chest with five full drawers. 

I labeled for shipping sofas and chairs,

bedroom sets, and tables; I wrapped figurines

and fancy teacups in paper, preserving 

things she had cherished—and in late years dreaded

might go for a nickel at a sale on the lawn.

Everywhere I saw shelves and tabletops

covered with glass animals and music boxes. 

In closets, decades of finary hung in dead air.

I swept ashtrays and blouses into plastic sacks, 

and the green-gold dress she wore to Bermuda. 

At the last moment I discovered and saved

a cut-glass tumbler, stained red at the top,

Lucy 1905 scripted on the stain. 

I piled bags for the dump, then drove four hours

north with my hands tight on the steering wheel,

drank a beer looking through the day’s mail, 

and pitched into bed with Jane who slept fitfully.

When I woke, I rose as if from a drunken sleep

after looting a city and burning its temples. 

All day, while I ate lunch or counted out pills, 

I noticed the objects of our twenty years: 

a blue vase, a candelabrum Jane carried on her lap

from the Baja, and the small porcelain box

from France I found under the tree one Christmas 

where a couple in relief stretch out asleep,

like a catafalque, on the pastel double bed

of the box’s top, both wearing pretty nightcaps.



...



El Barco Golpeando 


Cada mañana me hacía paso

entre pasillos, ascensores, 

y enfermerías hasta la habitación de Jane

para interrogar a los ayudantes

que la atendieron toda la noche

mientras los enormes motores del barco

mantenían las hélices girando. 

Semana tras semana, me senté junto a su cama 

con un café negro y el Globo. 

Los pasajeros de este viaje

usaban máscaras o cánulas

o aparatos colgantes que goteaban 

químicos en sus muñecas. 

Confié en que el barco

viajaba hacia un puerto

de desayuno, trabajo y amor. 

Escribí: “Cuando las infusiones

estén totalmente infundidas, la médula

ósea restaurada y los linfoblastos

remitidos, voy a llevar a mi esposa, 

pelada como Michael Jordan, 

de vuelta con nuestro perro y nuestro día”. Hoy, 

meses más tarde, ya en casa, estas 

palabras aparecieron en mi escritorio

mientras estaba atento por si Jane necesitaba

ayuda, o hablaba delirando, 

listo para otra vez hacer el 

movido viaje hasta la guardia

para el reingreso en la enorme

embarcación que expulsa agua mes

a mes, sin salir

del puerto, sin moverse ni un nudo, 

sin arribo ni destino, 

sus grandes motores golpeando.



_________




The Ship Pounding 


Each morning I made my way

among gangways, elevators,

and nurses’ pods to Jane’s room

to interrogate the grave helpers

who tended her through the night

while the ship’s massive engines

kept its propellers turning.

Week after week, I sat by her bed

with black coffee and the Globe.

The passengers on this voyage

wore masks or cannulae

or dangled devices that dripped

chemicals into their wrists.

I believed that the ship

traveled to a harbor

of breakfast, work, and love.

I wrote: "When the infusions

are infused entirely, bone

marrow restored and lymphoblasts

remitted, I will take my wife,

bald as Michael Jordan,

back to our dog and day." Today,

months later at home, these

words turned up on my desk

as I listened in case Jane called

for help, or spoke in delirium,

ready to make the agitated

drive to Emergency again

for readmission to the huge

vessel that heaves water month

after month, without leaving

port, without moving a knot,

without arrival or destination,

it's great engines pounding.



...


El aire se rompe en la pequeña cabina del auto


Distrayéndome 

en la silla reclinable entre

la cama de hospital de Jane

y las ventanas, en esta 

habitación azul donde aguantamos,

coloco sílabas 

en versos prosaicos. 

William Butler Yeats

declaró con pasión

“la poesía del 

sufrimiento pasivo.”

Amigos y extraños

escriben cartas hablando 

del coraje o la fuerza. 

¿Qué más podemos hacer

además de lo que hacemos?

¿Llorar acostados? 

Lo hacemos. A veces, 

manejando el Honda

con las ventanas cerradas 

los primeros días de otoño

desde el hotelucho hasta 

la cama de Jane, grito 

y grito sin parar.



_________


Air shatters in the car’s small room


Distracting myself

on the recliner between

Jane’s hospital bed

and windows, in this blue

room where we endure,

I set syllables

into prosy lines. 

William Butler Yeats

denounced with passion

“the poetry of

passive suffering.”

Friends and strangers

write letters speaking

of courage or strength. 

What else could we do

except what we do?

Should we weep lying

flat? We do. Sometimes, 

driving the Honda

with its windows closed

in beginning autumn

from the low motel

to Jane’s bed, I scream 

and keep on screaming. 






| Sobre el autor |


Donald Hall fue un poeta, narrador, editor y crítico literario estadounidense. Publicó alrededor de quince libros de poemas, entre ellos la antología White Apples and the Taste of Stone (2006). Ganó más de 20 premios, incluyendo la Medalla Nacional de las Artes, la Medalla Robert Frost, otorgada por la Poetry Society of America y la prestigiosa Beca Guggenheim. Falleció en 2018 a los 89 años en su casa de New Hampshire. 



| Sobre el traductor |


Federico Tinelli nació en Buenos Aires en 1997. Es periodista y poeta. A principios de 2021 publicó su primer libro, En el Vacío Azul, por la editorial Tren Instantáneo. Traduce y colabora para Escrituras Indie desde el 2021.

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collage por @nubelectrica



selección por Constanza Obregoso


Pienso en un personaje de Lispector


¿Estás cansada de la luz?

¿Hiciste tus maletas y te asomaste a ver a tu hijo

como una fiera lentísima, 

te arrastraste a su cama

y dijiste en voz baja no me olvides?

¿Tienes yemas amarillas en los dedos

que escurren

como si te estuvieras desangrando?

¿Bajas las escaleras 

y piensas

que el instante tiene un precio

mientras sujetas con fuerza tus maletas?

¿Estás contenta? 

¿Sientes el vértigo de la piedad,

lo sientes? 

¿Viste a la muerte en el jardín?

¿Te asustó? ¿La asustaste?

¿Eres una mujer de verdad

ahora que arrancaste la oscura raíz de las cosas?

¿A dónde vas? 

¿Estás dominando el arte de perder

así?


...


Vendrá la muerte y tendrá tus dientes


Uno

Toco mis dos dientes frontales y pienso en mi hermano.

Sé que necesito ortodoncia, pero. Toco mis dientes chuecos y siento su filo, el vértice que los une. Mi hermano nunca usó brackets porque la muerte le ahorró el tratamiento. Estos dos dientes podrían estar de frente o de espaldas, según el ángulo con el que se mire. En el filo de estos dientes, una hermana y un hermano, unidos por la imperfección.


Dos

Mi familia enseña mucho los dientes. 

Nos resulta sencillo sonreír, pero también somos bastante iracundos. Nos desbordamos con facilidad y cuando no estamos de acuerdo con algo, apretamos la mandíbula y aprisionamos las palabras. Este gesto  me recuerda a los videos de perros sonriendo. Siempre me pregunto si estarán enojados o con miedo. La inteligencia artificial dice que este gesto puede ser por imitación pero que habría que poner atención al movimiento de la cola: si se agita mucho y el perro enseña los dientes, habla de un posible ataque, pero, si se agita no tan rápido, podría ser de felicidad.  Habría que poner atención dice. Supongo que el cuerpo es tan confuso como el lenguaje. 


Tres

En una videollamada, mi papá me pregunta de nuevo cuándo me voy a arreglar los dientes.  

Pienso en algunas respuestas: Pa, mi hermano también tenía los dientes chuecos y a él nunca le dijiste nada; Pa, siempre me gustó que nos dijeran que los dientes de mi hermano y los míos eran iguales; Pa, extraño a mi hermano y tengo miedo de que desaparezca por completo si me los arreglo; Pa, es que cuando los toco, toco lo último que queda de mi infancia.  

No sé, Pa, pronto, le respondo.







| Sobre la autora |


Mónica Licea (Guadalajara, Jalisco. México. 1990). Poeta y tanatóloga. Licenciada en Cine Digital por la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV) y gestora del proyecto de poesía Voces Encendidas desde el 2016. Cuenta con las publicaciones: Visión de la ira (Sombrario Ediciones, 2017) y Hermano (Revarena Ediciones, 2023). Actualmente realiza la Maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) en Buenos Aires, Argentina.